lunes, 21 de septiembre de 2009

Tinieblas


Por: David Sebastián Ibáñez Jiménez


Día 1:


Otra vez se acerca la noche. El sol se esconde en las montañas para que llegue la luna con su opaco brillo. Otra vez las velas reemplazan de forma mediocre el magnífico esplendor del gran astro. Otra vez tengo frio y no puedo soportarlo. Trato de dormir pero ese idiota de al lado aun sigue trabajando. Hace mucho ruido y no me deja dormir. ¿Qué quien soy yo? Mi nombre no importa, lo que importa es el sufrimiento que debo para cada noche de mi vida, y especialmente desde que llegue a los Estados Unidos ¿¡porque no me quede en casa!?


Día 2:


Hoy fui a comprar más velas, me enloquezco cuando veo un espacio oscuro y ayer me di cuenta de que en los más recónditos rincones de mi cuarto aun se esconden las tinieblas.


Hoy también fui a la casa de al lado para expresarle mi disgusto, me fue mejor de lo que yo esperaba: me recibió de muy buena manera, me dio comida y me dijo que lo lamentaba, que iba a hacer todo lo posible para disminuir el ruido. Thomas dijo que se llamaba. Espero que cumpla su promesa para que por fin pueda tener una noche tranquila.


Día 7:


No he podido dormir estos últimos días. Las velas funcionaron pero ese infeliz ha hecho más ruido que nunca, parecía feliz: gritaba, reía y salía una luz muy extraña de su casa y que nunca en mi vida la había visto, en fin, ese tipo me mintió. Cuando fui a su casa a reclamarle lo volvió a lamentar y añadió que se iba de viaje por unas semanas y que ya dejaría de molestarme, dijo que había creado un invento que cambiaria el mundo de manera radical, dijo que el año de 1879 iba a pasar a la historia. Yo no le creo, hemos llegado hasta nuestro máximo punto de progreso. Gracias a dios ya se fue y ya puedo dormir en paz, bueno, al menos sin tanto ruido.


Día 28:


Estos últimos días han sido los mejores de mi vida: ya duermo bien, desde que se fue ese tipo hay paz en la calle y lo mejor de todo es que llego el bombillo a la ciudad. ¡Ya no hay más oscuridad! ¡Ya no hay más miedo! ¡El día es eterno! Aun no puedo creer como un pequeño pedazo de carbón pueda lograr tanta luz y como en estas últimas semanas haya logrado tanto furor entre la gente. La semana pasada pude comprar mi primer bombillo, es la mejor inversión que he hecho en mi vida, ya nunca más sentiré miedo, dentro o fuera de mi casa.


Día 50:


Aun no creo que el tal Thomas haya inventado la bombilla. Todo el mundo sabía que el señor Edison la había inventado pero no conocía a ninguna persona con ese apellido. Hoy en un bello carruaje un señor llego a la casa de al lado, otro tipo (parecía su sirviente) convoco a toda la calle y grito orgullosamente que el señor Thomas Edison había llegado triunfalmente a su tierra natal. Quede boquiabierto. La persona que alguna vez maldije término siendo mi salvador. No tuve la valentía de disculparme pero el afortunadamente lo entendió.


De ahora en adelante respeto más a las personas porque no sabes lo maravillosos e inteligentes que pueden llegar ser.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Leonardo da Vinci: El Hombre Perfecto


Por: Victoria Valdés Mosquera
El hombre despertó su razón, sacudió su libertad y cambio totalmente su vida.


En el siglo XV, comienza esta gran aventura que da un efecto en las artes: plásticas, pintura; también en la literatura y en las ciencias. El mundo salía del Medioevo, una época en la que Dios y la iglesia tenían una soberanía total en Europa, haciendo que los europeos dejaran su razón a un lado y tomaran la fe como su pensamiento; con la llegada del Renacimiento, por ejemplo, el hombre renacentista inició una nueva corriente en el arte de la pintura, la perspectiva, donde el hombre miraba todo ya no desde el punto de observación de un humano, sino desde la mirada infinita de Dios.


Más avanzado el renacimiento aparece el hombre renacentista ideal, (este era hombre o mujer), tenia habilidades en todas las áreas desde, la pintura hasta la escultura, saltando a la ciencia y luego a la anatomía. Hubo un hombre que tenía estas características, Leonardo da Vinci, admirado hasta hoy en el ámbito de la pintura por sus obras más importantes como, La Última Cena, La Mona Lisa y La Virgen y El Niño con Santa Ana.


Pero Da Vinci a pesar de su gran pasión por la pintura no sólo se centró en ella; parece que él adopta la idea del hombre educado. No sólo quería conocer las leyes básicas de todas las materias sino quería ser un experto en ellas; lo que hizo que sus críticos argumentaran su disipación en muchos temas distintos y que esto hacía que muchos de sus trabajos fueran incompletos.


Pero si él no hubiera obtenido tantos conocimientos de las materias, estaríamos atrasados en anatomía y en ingeniería, las artes sin un David, y sin sus pinturas el mundo no sería el mismo. Yo, me imagino muchos Leonardos da Vinci en épocas pasadas y en la actualidad, descubriendo nuevas cosas, abarcando todos los ámbitos y dándole a nuestra actualidad un toque de ingenio como lo hizo con el renacimiento.

Un Fantasma En Pietrasanta

Por: Arturo Alejandro Gómez Guzmán




Primera Escena:


En un recóndito lugar de la geografía italiana, un hombre duerme tranquilamente en su cama; es el año 1477. De fondo se escuchan centenares de soldados de la guardia del rey. De repente, una figura fantasmagórica entra por la ventana, algo extraño está por suceder…

Fantasma: ¡Leonardo! ¡Leonardo! … Despierta

En un brusco movimiento la persona dormida queda sentada en su cama…

Leonardo: ¿Qui… Quién está ahí?

Fantasma: Soy yo Leonardo, Soy Giovanni

L.: Pero ¿Cómo es posible?, tú estás muerto

F.: Sí, estoy muerto, pero mi recuerdo sigue vivo

Se hace un silencio de ultratumba, hasta que Leonardo con algo de temor en sus ojos decide hablar.

L.: ¿Por qué has venido?

F.: Porque tú me has llamado con tus pensamientos, con tus acciones

L.: Pero… si tú y yo no tenemos nada en común. Es más yo pinto, no escribo

F.: Te equivocas mi querido Leonardo, tú y yo somos muy parecidos

L.: Lo dudo mucho. Además, tan solo tengo 25 años

F.: Sí, pero tu visión del mundo es de hombre de 50

L.: ¡Estoy confundido!, no sé qué pensar, ¿Me estaré volviendo loco?

F.: No pienses eso. Además la cualidad más grande de un hombre es vivir la vida con locura, con el aprovechamiento de cada instante, succionando de su entorno tolo lo que pueda

L.: Tienes razón, pero insisto: soy pintor y no escritor


F.: Ya te lo dije, eso no importa. Lo que importa es lo que sientes, lo que buscas

L.: Está bien, pero dime: ¿A qué has venido?

F.: ¡Vístete! Vamos a caminar por el jardín… no hay mejor inspiración para un hombre que estar en contacto con la naturaleza y hasta con el más pequeño insecto


Segunda Escena:


En un dos por tres Leonardo está vestido y se dispone a salir al jardín. Giovanni lo espera sentado debajo de un árbol de Olivo.

F.: ¡Siéntate muchacho! Este árbol es como una persona; el agua con que se riega es como el conocimiento que nos fortalece, y los frutos hijo mío son la producción de los pensadores

L.: Puedo preguntarte algo…

F.: Para eso estoy aquí, para resolver tus dudas

L.: ¿Por qué tus escritos hablan de los estados del hombre?

F.: Porque si el hombre no fuera cambiante, dinámico, si no se comportara de formas distintas en diferentes situaciones. Si dejara de lado sus emociones, no tendría la capacidad crítica de ser quien es

L.: Y… si cada hombre es único ¿No debería plantearse como el centro de todo?

F.: Podría ser. Aunque debes tener en cuenta que el hombre no existe solo, por sí mismo, sino que debe relacionarse con otros

L.: Sí, eso es cierto. Tal vez por eso en mis pinturas siempre reflejo al hombre como un todo

F.: Recuerda una cosa: Lo importante no es solo pensar las cosas, debes expresar lo que tienes en tu cabeza y en tu corazón. Nuestra visión en la vida es abrir los ojos a aquellos que aún permanecen dormidos

L.: Giovanni ¿Por qué el hombre no sabe en qué creer?

F.: Porque el hombre no se ha preocupado por conocerse, por autoevaluarse; mientras el hombre no crea en sí, no podrá creer en otros

L.: Pero ese autoconocimiento ¿Cómo se puede lograr?

F.: Se logra gracias a personas como nosotros. Así como nuestra labor es abrir los ojos a los dormidos, también lo es llenarlos de preguntas, hacer que se cuestionen sobre lo que son


L.: Quiero llegar a ser tan grande como tú ¿Qué debo hacer?

F.: Lo único que debes hacer es seguir tus conocimientos. Debes ser siempre como eres, un observador. Sigue por el camino en el que estás que este te llevará muy lejos

Poco a poco la figura del fantasma se desvanece. El sol está saliendo por el horizonte, las aves cantan y un verde hermoso se aprecia por doquier. Los rayos del sol son tan blancos, tan deslumbrantes que llegan casi a cegar. En la entrada del jardín se ve la figura de una mujer vestida de mucama, que viendo a su patrón sentado a la sombra del olivo, lo cuestiona.

Mucama: Señor da Vinci ¿Qué hace usted aquí?

Leonardo: Simplemente observo lo hermoso de la naturaleza mientras hablo con Giovanni Boccaccio





martes, 8 de septiembre de 2009

La Utopia Renacentista


Por: Carolina Ruiz



Era un mundo entre la oscuridad, la gente le temía a Dios sobre todas las cosas y la Iglesia ejercía un poder sobre toda la sociedad, llenándola de tributos a ellos, convirtiendo en herejes a inocentes y dejando una ola de terror en quienes creían y tenían fe.


Pero el mundo tuvo giro total, que cambio por completo y radicalmente a la sociedad, por fin había llegado la luz, y quién mejor para inspirar esta época que el mismísimo Dante y su Divina Comedia, quién mejor para despertar a la sociedad reprimida en sus temores más, sino el guía mas conocido por hoy, Virgilio. Por fin se encontraba un nuevo mundo, un nuevo despertar a las artes y a las letras, hacia el mundo que habían dejado siglos atrás, volvieron otra vez al mundo fantástico de la Grecia y Roma clásica.


Encantado e inspirado plenamente por Dante, Petrarca empezó a escribir, del mismo modo que Dante le escribía a Beatriz, Petrarca le escribía a su musa Laura, quien fue su protagonista para todos sus poemas. Todos escritos en italiano para que el mundo entero pudieran leerlo y no sólo quien supiera latín, pues sólo eran los eruditos.


Acompañado con Boccaccio, empezó a idear su gran sueño, que para ese entonces parecía una utopía, el que todo el pueblo pudiera conocer y leer los clásicos, que todos pudiesen ser letrados y lograran seguir los ideales griegos y romanos de la época clásica. Pero para lograr esto tenia que lograr traducir los clásicos en lenguas vernáculas, así el pueblo le sería más fácil leerlas.


Tras la muerte de Dante, Petrarca y Boccaccio le siguieron, dejando las bases de su ideal para la sociedad. Así se logró el florecimiento de la poesía y la prosa en lenguas vernáculas, con exponentes como Shakespeare, Montaigne, Cervantes y muchos más, que lograron influir y exponer una nueva literatura más rica y maravillosa para fomentar la lectura. Aún así el latín clásico era el idioma de la diplomacia europea, por ende los diplomáticos que ayudaban al rey en la mayoría de casos, como Tomás Moro se volvió el segundo hombre más importante de Inglaterra, pues él al saber latin se convirtió en Lord Canciller.


Aunque los libros se escribían en lenguas vernácula, eran demasiado costosos para que todo el mundo lograra obtenerlo, por tanto, sólo aquellos que tenían el dinero suficiente, era quienes lograban leer, lo que opacaba el sueño de los padres del Renacimiento.


El alemán Johann Gutenberg, era un gran inventor, era tímido y reservado, trabajaba en secreto y de manera escondida, lo que no le gustaba a sus socios capitalistas, ya que al no saber de sus invenciones se molestaban mucho y este problema lo llevó a la ruina después de un pleito que le puso uno de sus acreedores.


Él invento cuatro herramientas: 1) un molde para fabricar tipos de forma prensa y en grandes cantidades; 2) una aleación de plomo, estaño y antimonio para fabricar las letras; 3) la imprenta; 4) una tinta a base de aceite. Así con esta invención se logró en un lapso de 50 años la impresión y la distribución de millones de ejemplares de obras griegas y romanas, siendo también más baratos, lo que llevó al triunfo de la utopía, donde cualquier persona podía poseer un libro y disfrutarlo.


Así empezó el mundo donde el hombre era el centro del universo y se buscaba la perfección en las artes. Donde se logró dar los mejores escritos de la historia, como también pintores e investigadores, el hombre renacentista sabia de todo un poco y llevó la cultura a su máximo esplendor, gracias al sueño social de Petrarca y Boccaccio.