Por: Carolina Ruiz
Era un mundo entre la oscuridad, la gente le temía a Dios sobre todas las cosas y la Iglesia ejercía un poder sobre toda la sociedad, llenándola de tributos a ellos, convirtiendo en herejes a inocentes y dejando una ola de terror en quienes creían y tenían fe.
Pero el mundo tuvo giro total, que cambio por completo y radicalmente a la sociedad, por fin había llegado la luz, y quién mejor para inspirar esta época que el mismísimo Dante y su Divina Comedia, quién mejor para despertar a la sociedad reprimida en sus temores más, sino el guía mas conocido por hoy, Virgilio. Por fin se encontraba un nuevo mundo, un nuevo despertar a las artes y a las letras, hacia el mundo que habían dejado siglos atrás, volvieron otra vez al mundo fantástico de la Grecia y Roma clásica.
Encantado e inspirado plenamente por Dante, Petrarca empezó a escribir, del mismo modo que Dante le escribía a Beatriz, Petrarca le escribía a su musa Laura, quien fue su protagonista para todos sus poemas. Todos escritos en italiano para que el mundo entero pudieran leerlo y no sólo quien supiera latín, pues sólo eran los eruditos.
Acompañado con Boccaccio, empezó a idear su gran sueño, que para ese entonces parecía una utopía, el que todo el pueblo pudiera conocer y leer los clásicos, que todos pudiesen ser letrados y lograran seguir los ideales griegos y romanos de la época clásica. Pero para lograr esto tenia que lograr traducir los clásicos en lenguas vernáculas, así el pueblo le sería más fácil leerlas.
Tras la muerte de Dante, Petrarca y Boccaccio le siguieron, dejando las bases de su ideal para la sociedad. Así se logró el florecimiento de la poesía y la prosa en lenguas vernáculas, con exponentes como Shakespeare, Montaigne, Cervantes y muchos más, que lograron influir y exponer una nueva literatura más rica y maravillosa para fomentar la lectura. Aún así el latín clásico era el idioma de la diplomacia europea, por ende los diplomáticos que ayudaban al rey en la mayoría de casos, como Tomás Moro se volvió el segundo hombre más importante de Inglaterra, pues él al saber latin se convirtió en Lord Canciller.
Aunque los libros se escribían en lenguas vernácula, eran demasiado costosos para que todo el mundo lograra obtenerlo, por tanto, sólo aquellos que tenían el dinero suficiente, era quienes lograban leer, lo que opacaba el sueño de los padres del Renacimiento.
El alemán Johann Gutenberg, era un gran inventor, era tímido y reservado, trabajaba en secreto y de manera escondida, lo que no le gustaba a sus socios capitalistas, ya que al no saber de sus invenciones se molestaban mucho y este problema lo llevó a la ruina después de un pleito que le puso uno de sus acreedores.
Él invento cuatro herramientas: 1) un molde para fabricar tipos de forma prensa y en grandes cantidades; 2) una aleación de plomo, estaño y antimonio para fabricar las letras; 3) la imprenta; 4) una tinta a base de aceite. Así con esta invención se logró en un lapso de 50 años la impresión y la distribución de millones de ejemplares de obras griegas y romanas, siendo también más baratos, lo que llevó al triunfo de la utopía, donde cualquier persona podía poseer un libro y disfrutarlo.
Así empezó el mundo donde el hombre era el centro del universo y se buscaba la perfección en las artes. Donde se logró dar los mejores escritos de la historia, como también pintores e investigadores, el hombre renacentista sabia de todo un poco y llevó la cultura a su máximo esplendor, gracias al sueño social de Petrarca y Boccaccio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario